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Actitud 42: Paola Schietekat

Paola Schietekat nació en México, es economista conductual y cuenta con una Maestría en Políticas Públicas en la Universidad de Oxford. Tras su paso por una piscina en 42 Málaga Fundación Telefónica, asegura que es lo que llevaba buscando mucho tiempo para estimular su forma de entender el fracaso y adaptarse a la programación y a la inteligencia artificial.

Háblanos un poco de ti

Soy Paola o Pao para los amigos. Soy de México, tengo 30 años y soy Economista Conductual para Nudge Lebanon, una consultora asentada en el Líbano donde realizamos proyectos orientados al desarrollo en Medio Oriente, Norte de África y África Subsahariana.

Estudié Relaciones Internacionales e hice especializaciones en Economía y en Antropología porque pensé que quería ser diplomática. Terminé trabajando en la embajada de México en Kuwait, donde me di cuenta de que no era lo que yo quería hacer. Tuve un periodo de frustración, de no saber qué hacer con mi vida, pero a los 23 o 24 años, pude reinventarme y apliqué a una maestría en Políticas Públicas en la Universidad de Oxford para tener una carrera mucho más orientada a la acción social y, sobre todo, en la economía del comportamiento.

Fue en Oxford donde supe que había maneras de, no solo incidir en las vidas de las personas y lograr un cambio, sino también de medir y conocer el impacto de ese cambio.

¿Qué te ha traído a 42? ¿Cómo nos conociste?

Pues fue por varias cosas: la primera, que un amigo me lo comentó, pero además había escuchado hablar de 42 y tenía curiosidad por saber qué era esto. Además, desde siempre, sentía mucha curiosidad por saber cómo la tecnología puede incidir en el ser humano.

Cuando estudié en Oxford, me di cuenta de que me daba muchísimo miedo el fracaso y vi que era una parte de mi personalidad que quería recomponer. Quería trabajar en ello, porque me frenaba a la hora de afrontar nuevas oportunidades. La programación no es como otras asignaturas de la escuela, sino que la programación se aprende cometiendo fallos y equivocándote, de ahí que optara por 42.

Uniendo todo esto, he visto cómo programar me puede ayudar a seguir desarrollándome relacionando distintas disciplinas. Ahora todo el mundo está tratando de automatizar y transversalizar la tecnología en casi todas las actividades públicas, en los trámites de gobierno, en áreas del bienestar social… y creo que es muy evidente entender esta tecnología desde dentro.

Entonces, esto es ¿un nuevo reto para ti? Cambiar tu percepción del fracaso y el miedo a no superar lo que te propones.

Claro, no solo por el miedo al fracaso… Por ejemplo, en el mundo de la tecnología, el talento femenino encuentra el hándicap de sumergirse en un ámbito mayoritariamente masculino. Y en 42 Málaga Fundación Telefónica se impulsa y promueve que las chicas participen y sean una parte activa de la comunidad 42. 

Todavía hay una brecha gigante que se tiene que superar; por ejemplo, en mi caso siendo mujer, latina, inmigrante y musulmana, pues siempre tenemos la sensación de que tenemos el doble, el triple o el cuádruple que demostrar, incluso con unos espacios de trabajo bastante hostiles.

Por todo ello me encantó que en 42 Málaga Fundación Telefónica haya espacio para todo, con un ambiente diverso e inclusivo para todos y todas, incluso para José Luis. No ha habido un día en el que sintiera que éste no era mi lugar.

Preséntanos a José Luís

José Luis es mi perro, mi mejor amigo. Es un perro rescatado del Huracán de San Andrés en Colombia. Vivió en Medellín, en México y ahora en España. Es un perro de servicio muy inteligente con una personalidad propia y ahora, al final de la piscina, es uno de los personajes principales de esta experiencia.

Yo llegaba por la mañana con José Luis, al principio un poco nerviosa de si iba a estar cómodo y se iba a comportar, y ahora llega y saluda a sus amigos de la piscina.

Básicamente él me ayuda muchísimo, me da acompañamiento y creo que él ya sabe un poco de código.

¿En qué se ha convertido 42 para tí?

Empezó siendo una escuela de programación, pero, después de estos 26 días, mis compañeros y compañeras se han convertido en mi familia. Trabajo a distancia y mis amigos están por todo el mundo, por lo que cuando me sentía desmotivada o necesitaba que alguien me escuchara, tenía a toda la comunidad: no había persona que no me preguntase si estaba bien, si necesitaba algo, y lo mismo hacía yo. Hay muchas ganas de salir adelante en equipo, no se busca competir sino ayudarnos, echar un cable y colaborar unos con los otros.

Sabía que me iba a comprometer con la disciplina y me gustaría seguir esta línea de aprendizaje y también con la metodología. En 42 no te dan una guía excesiva y tampoco te controlan el entorno en el que programas, eres tú y tu tiempo y conocimiento, “Up to you”. Tú te haces responsable, con tus recursos y herramientas, de desarrollarte dentro del campus. Este proyecto busca que la gente pueda tener la oportunidad de reinventarse.

¿Cuál ha sido tu mayor aprendizaje hasta el momento?

Tenía la idea de que el mundo de la programación era muy solitario, individualista, competitivo, hostil para las mujeres y para las personas que no llegaran con un nivel bastante avanzado en programación, lo cual es paradójico porque no sabes por dónde empezar.

En 42 se potencia trabajar en equipo y colaborar en vez de escoger la competitividad. Estas habilidades no son ‘hard skills’ de la programación, pero realmente son las que provocan tu crecimiento y te ayudan a progresar ya que se pueden hacer cosas grandes cuando se trabaja de manera colaborativa con otras personas.

Esta mentalidad se basa en que, si uno crece, no te quita espacio e incluso puede hacer que crezcamos juntos. Esto está muy presente en el mundo laboral entre mujeres, nos apoyamos entre nosotras porque muchas instituciones las tenemos en contra. Esta mentalidad la podemos aplicar para cada equipo de trabajo, para cada persona que busque reinventarse y venga de un mundo completamente distinto al de la programación, para cualquier edad. Es decir, tu crecimiento no va a quitarme espacio sino que, creciendo juntos, podemos hacer cosas más grandes. Ese fue mi aprendizaje más valioso.

¿Pensaste en tirar la toalla en algún momento? ¿Quién o qué te quitó la idea de la cabeza?

Pensé en tirar la toalla porque no podía organizarme con la piscina y mi trabajo a tiempo completo, proyectos adicionales, el carné de conducir y las cosas de un adulto funcional. De hecho, hubo un día en el que no pude más y llegué a mi límite: no había dormido ni comido bien y eso fue un cóctel perfecto para rendirme.

Se lo comenté al grupo y, al día siguiente, muchas personas me contactaron para preguntarme si necesitaba algo. Siempre se acercaban a saludar a José Luís y a preguntarme cómo estaba y una de las personas candidatas que sabía mucho de código hizo un llamado a todo el equipo para apoyarnos moralmente. Esto me hizo sentir que no me iban a dejar renunciar a esto. Marcó toda la diferencia y aquí estoy antes del último examen dispuesta a terminar este proceso que empecé con esa misma motivación.

¿Qué dirías que diferencia 42 de las formaciones tradicionales?

El día que me sentí frustrada, valoré esto. Crecemos en escuelas donde nos dicen exactamente qué tenemos que hacer con instrucciones, nadie te dice “up to you”. Se trata de gestionar tu frustración, de pensar de qué manera vas a gestionar las adversidades que sobrevienen, ¿qué haces con la frustración?, ¿vuelves a intentarlo?, ¿te rindes?, ¿te retiras unos días y vuelves más fuerte? Creo que es lo que más me gusta de la metodología de 42.

Cuéntanos una curiosidad de ti

La anécdota más curiosa que me ha pasado es que el FBI me interrogó durante 4 horas cuando estaba realizando una escala de Kuwait a Dubai, de Dubai a Miami y de Miami a México. Pensaron que era un perfil que le podía aportar información, pero muy lejos de la realidad.

¿Recomendarías la piscina?

Yo recomendaría la piscina a las personas que estén en una etapa en la que quieran desafiarse, que quieran salir de su zona de confort y llegar a límites muy incómodos pero reconfortantes, tanto cognitivos como de resistencia.