ActualidadCampus 42
Actitud 42: Francesco Milia
Francesco Milia tiene 30 años y es médico de familia. Estudió Medicina en Málaga y terminó su residencia en mayo. Hace unos meses decidió darle un nuevo enfoque a su vida y explorar su faceta más artística, dedicándose a la fotografía, la edición de vídeo y al arte generativo. Su deseo es compaginar la medicina con el arte y la programación para desarrollar proyectos que beneficien a la comunidad.

¿Qué te ha traído a 42? ¿Cómo conociste el campus?
Os conocí a través de mi pareja, que me comentó que iban a crear 42 Málaga y que se podía entrar pasando los juegos de acceso online y la piscina. Me interesó mucho porque me parece una experiencia muy interesante. Y ya me he hecho la ilusión de pasar a ser estudiante y poder formarme en programación, sobre todo de cara a lo que estaba contando: el arte generativo. Creo que en los próximos años la programación va a ser algo fundamental para todo el mundo.
Y ahora que estás aquí, ¿qué es 42 para ti?
Pues 42 ahora mismo para mí es… mi vida completa, porque estoy pasando aquí 12 o 13 horas diarias. Está siendo una fuente de nuevas amistades, de nuevos conocimientos y, sobre todo, de una forma de aprender totalmente nueva. Porque yo, habiendo estudiado medicina, estoy acostumbrado a un aprendizaje puramente memorístico, de profesores, exámenes y aquí, en dos días, estoy aprendiendo muchísimo sin necesidad de una metodología clásica. Está siendo como descubrir una forma totalmente nueva de aprender y me está encantando.
Si tuvieras que definir 42 en una palabra, ¿cuál sería?
Compañerismo.
Aquí la figura del profesor no existe y en dos días me he dado cuenta de que la figura del compañero/a es vital para el aprendizaje y para cualquier cosa que necesites aquí. El compañerismo hace que aprendamos unas personas de otras, también que nos transmitamos los errores, que aprendamos de ellos y nos sintamos apoyadas en este desafío.
¿Cuál ha sido tu mayor aprendizaje en este tiempo en 42?
Llevo dos días y hasta ahora no había tocado un terminal en mi vida. De momento el mayor aprendizaje ha sido descubrir que se puede aprender sin profesores, sin temario y, sobre todo, que la programación no es algo completamente hermético e inexpugnable, que incluso gente que no tenemos ni idea podemos entrar y podemos aprender muchísimo en poco tiempo.
Además de programar, ¿qué otras cosas has aprendido? No sólo respecto a código, sino a valores, formas de trabajar, de aprender…
He aprendido que, en un grupo, el que haya gente que sepa más que otra en determinados temas beneficia a quienes saben menos y estas personas, a su vez, aportan valores personales como pueden ser liderazgo, cohesión de grupo, apoyo para quienes igual saben más, pero están con el ánimo más bajo en ese momento… Un grupo no necesita de líderes para funcionar, sólo necesita tener una motivación muy fuerte y un objetivo de aprendizaje, y con eso el grupo va evolucionando sin necesidad de que haya castigos ni de que haya alguien detrás hostigándonos para seguir avanzando.
¿Has pensado en tirar la toalla en algún momento? Y si lo has hecho, ¿qué o quién te ha quitado esa idea de la cabeza?
Pues el primer día hubo varios momentos en los que pensé que igual esto iba a ser demasiado duro, pero luego vi que todo el grupo estaba igual. Vi a gente claramente más frustrada que yo en ese momento, incluso teniendo más conocimiento, y hubo varios/as compañeros/as que simplemente con su simpatía y su fuerza vital ya hicieron que cambiara de idea y dijera: “esto hay que seguir y para adelante”.
¿Tienes otras experiencias en otros campus o formaciones de tecnología? Y si no, ¿qué dirías que diferencia a 42 de otras formaciones convencionales?
No tengo experiencia en otras formaciones tecnológicas, sólo una base muy elemental en JavaScript. Por lo que tengo entendido, la mayoría de bootcamps de programación intensivos se centran en un lenguaje y tienen un objetivo muy funcional, dirigido a una cosa en concreto. Por lo que estoy viendo, creo que 42 te aporta las bases para aprender a programar lo que sea y que no te resulte muy difícil cambiar de lenguaje. Aporta flexibilidad a la hora de seguir aprendiendo más tarde y sobre todo te ayuda a aprender cómo aprender, a buscar la fuente de información y a valerte por ti mismo/a, que es realmente lo que necesitamos para ser personas independientes y autónomas.
Has hablado de que te gustaría mezclar lo que es tu profesión, la medicina, con el arte generativo. ¿En qué modo te gustaría mezclar eso? ¿Cuál es tu planteamiento?
Yo soy médico de familia, me he formado como tal y ahora mismo me dedico más a las urgencias pero, de cara al futuro, creo que podría fusionar muy bien los conocimientos de programación y los conocimientos artísticos para desarrollar proyectos comunitarios que puedan beneficiar a la salud de las personas en su conjunto. Porque como médico de familia uno tiene un poder muy grande a la hora de interactuar con la comunidad en la que trabaja y, si aportas un punto de vista alternativo o aportas proyectos novedosos, puedes beneficiar a muchas personas y a su salud.
Cuéntanos una curiosidad sobre ti o algo inconfesable.
Algo inconfesable… La verdad es que tengo pocos secretos, pero curiosidad sobre mí es que dejé de ejercer la medicina hace unos meses y la gente siempre me preguntaba “pero si tú eres médico, ¿por qué dejas la medicina?”. Decidí irme a vivir con mi pareja, darnos un cambio de aire, y allí me he desarrollado un poco más como artista, que es lo que me gustaba.
Ahora tengo ganas de volver a la medicina con las pilas cargadas, porque creo que para ser médico hay que desarrollarse en otros campos también y tener las baterías llenas para poder ayudar a los demás.
¿Qué te gustaría ver cumplido cuando finalice la piscina?
Pues quiero salir de aquí con la sensación de que he ganado en autonomía e independencia a la hora de poder aprender nuevas cosas, ya sean de programación o de otros campos.
También me gustaría llevarme una base de lo que vamos a aprender de programación aquí, por seguir avanzando por mí mismo en caso de no pasar la piscina. Y… sí, me gustaría irme con la sensación de que he aprovechado esta experiencia tan novedosa y tan buena.
Y si tuvieras que recomendarle a alguien que se lanzase a la piscina, ¿qué le dirías?
Le diría que no hace falta ser programador ni querer serlo a priori para estar aquí, que es una experiencia que le va a beneficiar en todos los ámbitos de su vida, porque le va a abrir la cabeza, la mente y enseñarle nuevos caminos, nuevas formas de hacer las cosas. Y creo que es una experiencia que beneficia a todo el mundo.
Si tú también quieres zambullirte en el mundo de la programación y vivir la piscina desde dentro, inscríbete ahora y realiza los juegos de acceso. ¡No olvides seguirnos en redes para enterarte de las próximas piscinas con plazas disponibles!